
La organizaciones más efectivas suelen dotarse de líderes de equipos o bien de responsables de área, como se quieran llamar. Ahora bien, ¿para qué pueden necesitar los miembros de equipos a un líder o a un responsable?
Las primera clave tiene que ver con la necesidad de tener a alguien de quien aprender. Cuando una persona entra a formar parte de un equipo necesita realizar un proceso de aprendizaje, e incluso cuando los equipos se involucran en nuevos proyectos, también necesitan una guía, un orientador, alguien que pueda establecer una hoja de ruta. Y la labor del líder aquí, además de orientar, es corregir. Corregir, corregir y corregir para lograr la excelencia operativa. Siempre desde el apoyo y el aprendizaje constructivo.
Y al mismo tiempo llevar a cabo desempates cuando en el interior de un equipo surjan dilemas. Y esta es la segunda clave. Si una parte del equipo cree en determinado momento que lo que hay que hacer es A y otra parte considera que lo que hay que hacer es B entonces se produce un empate, en forma de bloqueo en el trabajo o en forma de división y ruptura. Por eso el líder debe intervenir y desempatar, con empatía y comunicación. Y también con determinación. Ese es su rol.
Esta es la mejor manera de mantener el equilibrio y la cohesión.
Mariano de los Santos