El YO bebé, primer nivel de nuestra autoestima


Está nuestro Yo adulto, aquel en el que nos hemos convertido después de años de idas y venidas y de aprender de nuestros errores.

Luego está lo que se llama nuestro “Niño Interior”, aquella parte inocente de nosotros que simboliza la alegría, creatividad e imaginación, pero también nuestros miedos, angustias y desconciertos. Cuidar a nuestro niño interior significa cuidar nuestra autoestima, proteger nuestros valores y nuestros compromisos con nosotros mismos.

A esto deberíamos añadir el concepto del Yo Bebé, que es todavía más profundo e igualmente necesario.

En coaching a menudo se habla de la necesidad de salir de nuestra zona de confort para crecer como personas. Fuera de nuestra zona cómoda hay incertidumbres, peligros, lugares desconocidos… debo abrirme paso luchando, cayéndome y aprendiendo de mis errores para lograr mis objetivos y ampliar esa zona cómoda a un espacio donde antes no podía llegar.

Ahora imaginemos, ¿cuál es la mayor zona de confort de un bebé? El vientre materno. Allí se respira tranquilidad y protección, está calentito y puedo satisfacer mis necesidades inmediatamente.

Salir del vientre materno, el parto, es una espectacular experiencia de salir de la zona cómoda. Allí fuera hace frio, ya no estoy físicamente unido mamá y ahora ya no me alimento automáticamente, sino que para comer tengo que llorar. “El que no llora no mama” es una expresión de lucha. Para aprender a caminar debo caerme muchas veces y para aprender a hablar debo enfrentarme a la frustración de no ser comprendido.

Ahora bien. Imaginemos en ni siquiera he sido capaz de experimentar tranquilidad y protección en el vientre materno. Quizá mi madre vivió estrés continuado, soledad, traiciones, malos tratos, o quizá tenía que trabajar duro para llegar a final de mes y no tenía tiempo para parar y conectarse con su bebé.

¿Dónde encuentro mi sensación de seguridad? Aquí está el pilar principal, el primer nivel de nuestra autoestima. ¿Quién soy yo realmente? ¿Por qué no se respetó mi momento, mi protagonismo? ¿Por qué tengo la sensación de ser una carga allí donde voy, de no confiar en mi mismo, de no quererme lo suficiente?

Nuestro Yo bebé está pidiendo una nana de cariño, unos brazos protectores, una voz tranquilizadora. Eso que no tuvo. Lo necesita para re-establecer su sistema personal y su equilibrio emocional.

Mariano de los Santos

A %d blogueros les gusta esto: